Escribir es una tarea demasiado difícil para la mayoría. A continuación os ofrezco algunas sugerencias que facilitan el trabajo del escritor novato.
He aquí algunos consejos:
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Escribir con naturalidad, como si contásemos de viva voz, evitando el exceso de "literatura".
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Narrar con sinceridad, hasta conseguir que el lector se coloque en el lugar del narrador, personaje, etc..
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Al reproducir diálogos hay que reducirlos a lo esencial y prescindir de sus típicas vaguedades, manteniendo un vocabulario claro, preciso y adecuado.
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Prescindir de la típica redacción de carácter impersonal,puramente informativa, así como del estilo retórico exagerado, que resta verosimilitud al texto y satura al lector.
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Dosificar el lirismo, que es un estorbo cuando se le pretende convertir en protagonista del relato.
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Humanizar los textos mediante palabras como: quizás, tal vez, posiblemente, ...
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Plantear algunas situaciones que dejen dudas en el lector, sin abusar de ellas. Como es natural esas dudas las iremos resolviendo progresivamente.
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Llenar la narración de palabras y frases concretas, originales, sorprendentes, que puedan ser fácilmente proyectables en la imaginación. Así el lector no sólo leerá sino que se entretendrá "viendo" y "viviendo" lo que le contamos.
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Escribir sobre impresiones sensibles variadas: imágenes, olores, colores, sabores, contactos, ...
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Mejor que hablar de un tipo genérico de personaje, hacerlosobre un personaje específico, concreto, que, para el lector, quede "visualmente marcado" por algunos detalles únicos.
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Huir de lo previsible. A veces, algún disparate, sabiamente situado, alienta el interés.
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Evitar las repeticiones usando las mismas palabras. En cambio, si se repite un contenido con vocabulario o perspectiva diferente (redundancia ) no sólo puede quedar bien sino que ayuda al lector a mantener la atención y favorece la continuidad con la parte ya leída.
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Evitar los tópicos, salvo que se presenten de forma original: con nuevo vocabulario, desde perspectivas diferentes, ...
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En principio, debemos escribir sin miedo, liberando la fantasía, dejando que el narrador y los personajes actúen a sus anchas, ( ¿ Por qué imponernos la autocensura al crear si sólo lo vamos a leer nosotros mismos ?). Más adelante, al revisarlo, si lo deseamos, podremos convertirnos en "torquemadas" de la creación.
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Los protagonistas de nuestras historias deben gozar de cierto margen de libertad, de otra forma el relato puede quedar limitado. Por lo tanto los condicionantes en que encuadremos el relato no deben impedirnos decisiones originales.
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Si en un momento determinado no sabemos cómo continuar podemos ampliar nuestra creatividad mediante un torbellino de ideas (admitiendo todas, absolutamente todas las que surjan y seleccionando, después, las que nos parezcan más adecuadas ).
Jerónimo García Jorquera
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